El titular de la Fundación Pueblos del Sur, Esteban Guida, expresó sus dudas sobre las ventajas del acuerdo de facilidades extendidas, en especial para el diario La Capital

La decisión del gobierno nacional de pedirle al Fondo Monetario Internacional (FMI) un acuerdo de facilidades extendidas para renegociar la deuda tomada durante el macrismo por u$s 44.000 millones, reavivó la polémica sobre el rumbo del programa económico que sostiene Alberto Fernández. También, puso el foco sobre los costos de las recetas del Fondo. “Estos créditos de facilidades extendidas piden un conjunto de medidas que no son precisamente las que la Argentina necesita hoy y, por lo tanto, tampoco son las que le permiten repagar esos créditos en largo plazo”, advirtió Esteban Guida, economista y presidente de la Fundación Pueblos del Sur, centro de estudios que viene analizando desde hace años la deuda pública argentina.

“Los acuerdos de facilidades extendidas están dentro de las posibilidades que ofrece el FMI, pero son más extraordinarios que los stand by, como el que había firmado Macri”, explicó. Una diferencia es que otorgan más plazos para pagar y un período de gracia más importante. En este caso, podrían llegar a diez años los plazos para el repago y a cuatro o seis los de gracia, con tasas de interés más favorables. “Pero así como las condiciones de los préstamos son más laxas, también los condicionantes que impone a la hora de aprobarlo son mayores; esa es la preocupación que teníamos el año pasado y seguimos teniendo hoy”, aseguró.

En diálogo con el programa radial La Banda Cambiaria, que se emite por FM Meridiano, Guida expuso sus “serias dudas” respecto de las ventajas del acuerdo. Teme que, a pesar de que ofrece mejor condición de financiación, “ vuelve a introducir en el mediano plazo al país en en una situación de default e insolvencia”.

El economista advirtió sobre esa “agenda de ajuste” que siempre impone el Fondo, y que se traduce, entre otras cosas, en “reducir el sistema previsional o cerrar la brecha fiscal con impuestos, que son todas medidas, no necesariamente de las más progresivas”.

Al respecto, opinó que el gobierno de Fernández tiene “una agenda dicotómica”, en la que “las presiones del Fondo pueden retrasar o directamente obstruir el camino hacia una Argentina de trabajo”.

“Vemos, por un lado, que se apunta a liberar divisas para el pago de los compromisos y tener un mercado externo y de capitales liberalizado”, apuntó Guida. Por otro lado, señaló, “hay un país que necesita rearmar un aparato productivo con gran urgencia, e incorporar al mercado de trabajo formal y digno a los millones de argentinos excluidos”.

«El país se enfrenta a “presiones” de los acreedores, tanto privados como institucionales

Para el economista, el país se enfrenta a “presiones” de los acreedores, tanto privados como institucionales, “para llevar adelante un conjunto de reformas que no están entre las urgencias”.

Sin giro

Pero más allá de esa puja que viene desde afuera, el conjunto de medidas de corte ortodoxo que el gobierno de Fernández fue tomando en las últimas semanas, muchas de ellas para frenar la corrida cambiaria, para Guida están en la génesis misma de su modelo. “No veo que esto sea un giro, sino que son medidas consistentes desde el primer día, que se vieron incluso en la renegociación de la deuda con acreedores privados”, o en la emisión de deuda en dólares que definió hace pocos días el ministro de Economía Martín Guzmán, “algo que supuestamente este gobierno no haría para aquietar el mercado”, asestó el economista de Fundación Pueblos del Sur.

“Las medidas de Alberto Fernández están orientadas a estabilizar, pero no veo cambios estructurales”, dijo al cuestionar esta posición “aunque todos queremos que se estabilicen las variables, el tema es con qué criterio y atendiendo a qué intereses”, agregó.

Para Guida, Argentina necesita, “más allá de las medidas de estabilización, generar trabajo de manera privada, formal y genuina, que es el vector para empezar a zanjar las desigualdades y problemas sociales, que si bien no nacieron con la pandemia se vieron agravados por ella”, en referencia a la pobreza, la desocupación, la falta de servicios básicos.

Recuerdos del Austral

Y apeló a la historia reciente de la Argentina para explicarlo. “El gobierno de Alfonsín empezó con un discurso en el año 1983 de cambio y revisión del programa militar que destruyó el aparato productivo e incorporó una economía rentístico-financiera y especulativa, y su idea era cambiar eso y evitar la ortodoxia del FMI”, dijo.

Sin embargo, a los pocos meses y con la salida del ministro Bernardo Grinspun en 1984 eso cambió. “Se aplicó el el Plan Austral, con la idea de estabilizar para crecer, pero se pagaron todas las consecuencias de ese programa regresivo y de acuerdos ortodoxos con el FMI, y el programa de crecimiento nunca llegó”, recordó Guida. s decir, “la erosión que provocó el programa de estabilización y la debilidad misma de la economía hizo que ese plan nunca se transformara en un plan de crecimiento” agregó a modo de revisión histórica.

“Entonces, si la política económica de un gobierno pone todo su énfasis en la estabilización para no cambiar un modelo que en nuestro caso se ve claramente fallido, entonces se conduce inexorablemente al fracaso”, agregó.

En ese escenario, el economista indicó que el gobierno lleva adelante una política social “que viene poniendo un tapón a la emergencia pero que claramente tiene que migrar hacia otra cosa, que es un sistema productivo que genere trabajo” porque de lo contrario, se “retrasa el desarrollo”.

“El gobierno demora las decisiones en temas muy delicados como la administración del comercio exterior, el control planificado de las importaciones y la sustitución para generar trabajo genuino, la promoción industrial, y cambios en el sistema financiero”, concluyó el economista.

Link de la nota: https://www.lacapital.com.ar/economia/las-presiones-del-fmi-pueden-retrasar-o-directamente-obstruir-el-camino-n2623350.html?fbclid=IwAR041MAyHIHj9fu6nOTy4RcyC-DjyjDcVmPc3hBL3PK6qu4iSoVmSlvC104#=